Debido a la presente pandemia por el Covid-19, el Foro Político de Alto Nivel (FPAN) 2020 de las Naciones Unidas se llevó a cabo de manera virtual el pasado mes de Julio, teniendo por tema «Acción acelerada y vías transformadoras: entendiendo una década de acción y resultados en el desarrollo sostenible».
Los dos segmentos del FPAN se mantuvieron como de costumbre a pesar del formato virtual: un primer segmento temático para revisar el progreso específico de algunos objetivos para el desarrollo sostenible (ODS), y un segundo segmento Ministerial, en donde un selecto número de gobiernos presentaron sus Reseñas Nacionales Voluntarias (RNV). Complementario a las sesiones oficiales, se llevaron a cabo eventos paralelos virtuales que cubrieron una amplia gama de temas relacionados con la implementación de los ODS. Como era de esperarse, la pandemia en sí misma se hizo presente en todas las discusiones.
A momento de estar redactando el presente documento, aún no se ha emitido ningún documento final en forma de Declaración Ministerial. En su ausencia, se hace difícil evaluar la fortaleza de los mensajes y compromisos emanados del FPAN, pero el hecho de que los Estados Miembros no puedan llegar a un acuerdo dadas las circunstancias, denota la ausencia de un fuerte espíritu de cooperación y un sano multilateralismo.
Para la ONU, las deliberaciones en sí mismas fueron estándar, con una obvia atención especial al enorme desafío que la pandemia ha presentado para nosotros en lo que respecta a alcanzar los ODS. De manera superficial, las declaraciones realizadas por los Estados Miembros sugieren voluntad política para que los ODS se cumplan y el mundo salga de esta crisis con una causa en común y una mayor solidaridad frente a una plaga mortal. Lamentablemente, las acciones de los Estados miembros sugieren lo contrario, ya que la Declaración Ministerial está estancada en una amarga negociación de, probablemente, una o todas las líneas rojas conocidas que separan al G77 del bloque de los países desarrollados – muy probablemente los países de la OCDE – en todas las negociaciones. Si alguna vez se adopta, una Declaración Ministerial débil pondrá en tela de juicio la relevancia y la fuerza del FPAN.
Además, las Reseñas Nacionales Voluntarias, que ya en años anteriores han asemejado a un teatro ensayado, carecieron especialmente de profundidad este año. Muchos países optaron por preparar presentaciones pregrabadas que parecían estar más cerca de videos turísticos promocionales que de informes serios sobre la Agenda 2030. Como en años anteriores, las OSC se dieron a la difícil tarea de dar la cara por las RNV de los países a través del proceso estipulado de presentar un puñado de preguntas y proveer de retroalimentación al país o países presentadores. En el lado positivo, algunos gobiernos han comenzado a sentar un sólido precedente para la participación de las OSC en sus procesos de RNV, incluyendo a las OSC en sus presentaciones oficiales.
En cuanto a la inclusión de las OSC en el FPAN, el formato en línea generó expectativas de una participación o asistencia más amplia y sólida, con la eliminación de los factores limitantes típicos como los costos de viaje, la seguridad y la capacidad de las salas. Desafortunadamente, el FPAN virtual demostró ser más limitante que en su forma presencial. Siendo notorio en todos los ámbitos, y no solo específico de la participación de las OSC, lo que sugiere que la ONU debe tomar mayores medidas para adaptarse a las modalidades de trabajo a distancia.
Por ejemplo, la reunión falló al no proporcionar la interpretación de todas las sesiones oficiales en los seis idiomas de la ONU, usualmente un requisito estricto para los procesos políticos de esta naturaleza. Para la mayoría de las OSC que deseaban participar en el FPAN de este año, la única forma de hacerlo fue a través de la TV Web de la ONU, que no permite ninguna interacción, opción que siempre ha estado disponible para los procesos políticos de la ONU de esta naturaleza.
Solamente un número limitado de OSC pudo seguir los debates en la plataforma de reuniones en línea, pero con poco provecho, ya que no había un espacio para interactuar. Asimismo, el espacio oficial para las intervenciones de las OSC era limitado y muy difícil de gestionar y coordinar. El número de panelistas de las OSC fue menor que en años anteriores y la posibilidad de “intervenciones de planta” fue limitada, poco clara e imposible de planificar. En este último caso, aunque normalmente se entiende en la práctica que las intervenciones de planta nunca están garantizadas y serán determinadas por el moderador de una sesión, este enfoque no es factible cuando los participantes no están en la sala y deben seguir desde diferentes zonas horarias.
Los eventos paralelos «oficiales» fueron los únicos espacios en el que las OSC pudieron participar libremente en los debates del FPAN de este año. Los eventos paralelos han sido siempre los espacios más democráticos en la ONU, y la dificultad para participar en los debates oficiales les dio una mayor importancia como espacios para presentar los mensajes de las OSC. Los eventos paralelos virtuales también parecieron atraer una mayor participación de todos los asistentes e interesados que en los eventos paralelos presenciales, porque permitieron la participación más allá de los círculos de la ONU (por ejemplo, los gobiernos podrían estar representados por diferentes departamentos / ministerios que no necesariamente estén en la Sede de la ONU para el FPAN).
Es difícil concluir el FPAN de este año con muchas reflexiones positivas. Si uno intentara enmarcar el FPAN de una manera optimista y con visión de futuro, sería para establecer paralelismos con el contexto global mismo.
La pandemia ha dejado al descubierto enormes fisuras en nuestras sociedades en todo el mundo y, en algunos casos, ha movilizado un nivel de respuesta previamente inimaginable por parte de gobiernos y personas. Definitivamente, inició un debate necesario sobre cómo abordar algunas de las profundas fallas sistémicas que obstaculizan el avance humano. Las deficiencias del FPAN como órgano principal de rendición de cuentas de la Agenda 2030 también se han expuesto claramente este año. La pregunta es si la ONU y sus Estados Miembros responderán de la misma manera o duplicaran las viejas y cansadas divisiones que han obstaculizado la legitimidad de la institución en los últimos años.